La Comunicación Animal está estrechamente ligada a la calma. Cuanta más calma tenemos, menos dudamos en las comunicaciones. Nos ayuda a aportar bienestar y a gestionar con mucha más facilidad cualquier situación con nuestro animal.
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que los animales son el foco más empático, sensible y cercano que tenemos, y se ven muy afectados por nuestras emociones. Tanto, que se cree que pueden adoptar nuestra enfermedad o nuestras emociones, pero en realidad lo que hacen es resonar con nuestra energía y expresar lo que nosotros llevamos dentro.
No podemos evitar sentir miedo, estrés, angustia o lo que sea que sintamos. Somos humanos y esas emociones nos dan información muy importante de nuestra vida. Lo que sí podemos evitar es que se cronifiquen, buscando momentos de silencio mental y de calma con nuestros animales que nos van a ayudar a todos a relajarnos, sentirnos más unidos y soltar.
Los animales constantemente nos leen a niveles muy profundos y responden a lo que notan en nosotros. Nos leen a nivel olfativo -si tenemos mucha adrenalina y cortisol en sangre-, a nivel visual y energético, y perciben nuestros pensamientos. Por ejemplo, un caballo -que es presa y no depredador- si nota que estamos nerviosos, automáticamente se pone en alerta.
Notan inmediatamente si estamos en coherencia y en calma, pero nosotros normalmente no somos tan conscientes de nosotros mismos y de cómo nos encontramos.
A nivel social no podemos mostrar que tenemos estrés o ansiedad porque se ve como una debilidad o falta de control, pero esas emociones tienen que salir por algún sitio. Es fundamental quitarnos la culpa porque sentir estas emociones es normal con la vida que tenemos. El reto no es no sentirlas, sino aprender a gestionarlas.
Estar en calma y tranquilidad es un aprendizaje que hacemos ya de adultos. De pequeños nos enseñan a hacer las cosas rápido, nos comparan con los demás y nos tachan de vagos si hacemos menos o si lo hacemos más despacio. La calma no está bien vista en nuestro mundo.
Los animales conocen muy bien su ritmo y lo respetan, pero muchas veces tienen que adaptarse a un ritmo que no es el más saludable para ellos.
CÓMO AYUDAR CUANDO HAY PETARDOS
Cada animal es un mundo y lo ideal es preguntarle a ellos qué les molesta o asusta en ese momento. A algunos les molesta porque son muy sensibles auditivamente, a otros les da mucho miedo, etc.
Nuestro cerebro y el de los animales contiene la parte del sistema límbico (emocional), la neocorteza (racional) y el reptiliano (supervivencia). Cuando hay petardos, automáticamente se activa la supervivencia en el cerebro del animal y en ese momento no puedo dialogar nada, pero sí puedo ayudarle a calmarse conectando yo con esa emoción de calma y enviándosela.
Lo recomendable es practicarlo antes, en el día a día, cuando por ejemplo le estás acariciando tranquilamente en el sofá. Cuando sientas que has llegado a un estado de relajación, guarda esa sensación en tu interior. Si repites este ejercicio a menudo, verás que cada vez es más fácil conectar con la sensación de relajación y la calma, y podrás acudir a ella cuando la necesites porque ya la tienes integrada.
Es necesario habilitarle un espacio para que pueda refugiarse si lo necesita y quedarte a su lado transmitiéndole calma.
Se dice que es mejor no estar con el animal cuando tiene miedo porque de esa forma se lo fomentamos, pero no es así. Si tú también te asustas o te pones nerviosa, entonces sí le podrías aumentar el miedo porque él percibe tus emociones pero, si mantienes la tranquilidad y te quedas a su lado, le estarás ayudando mucho y haciéndole sentir lo mucho que te importa.
Mi perra Jara se esconde en el baño. Yo voy con ella, le transmito calma, le voy tocando y al ratito se me sube encima. Le acompaño mientras ella va gestionando al ritmo que puede.
Hay muchos aspectos del mundo en el que viven que les superan. Si yo puedo aportarle tranquilidad, él me tendrá de referencia y, cuando haya un momento de susto o tensión, me buscará para relajarse.
TRABAJAR LA CALMA
Cuando me piden en las consultas que le diga al animal que esté tranquilo, ya sea al quedarse en casa, al ir al veterinario, al salir al parque o cualquier situación, yo siempre les pregunto si están ellos mismos tranquilos. La respuesta suele ser que no, que si el animal está tranquilo ya podrán calmarse ellos, pero no funciona así. El primer movimiento lo tenemos que hacer las personas.
En el curso aprendemos a trabajar la calma con anclajes, PNL (Programación Neura Lingüística), olores y otras técnicas sencillas porque no es necesario hacer cosas difíciles.
Simplemente parar a respirar profundamente ya nos ayuda a equilibrar el sistema nervioso central y bajar los niveles de adrenalina y cortisol en sangre. Nuestro animal percibe que nos relajamos y, como tiene un cordón tan fuerte con nosotros, automáticamente suspira.
Es la señal que utilizamos mi perra Frida y yo al ir a dormir. El día ha terminado y estamos listas para descansar.
– Clara Martín, Comunicadora animal, terapeuta y formadora.
En el vídeo sobre La calma ahondamos en este tema y contesto preguntas en directo.
Pincha encima de la imagen para ir al vídeo.
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