Ser familia multiespecie implica la convivencia de miembros de diferente origen dentro de un mismo hogar, cuyas características y formas de comunicación son distintas y muchas veces desconocidas para el resto de integrantes de la familia.
Tal desconocimiento en muchas ocasiones se traduce en frustraciones, malentendidos, problemas de comportamiento y otra serie de disarmonías en la coexistencia familiar.
Nada se hace más necesario que poder comprender las necesidades de aquellos a los que queremos y nos importan. Y nuestros animales muchas veces sufren nuestra falta de capacidad de escucha o nuestras pocas ganas de aprender a entenderlos y escucharlos. Sin embargo ellos, dentro de sus capacidades, hacen todo lo posible por adaptarse a un mundo humano, frustrándose si no lo consiguen o enfermando porque no poseen las herramientas que les permiten gestionar sus desequilibrios emocionales.