El miedo es un tema estrella entre mis consultas y la mayor parte de los casos se da en estas dos situaciones: animales recién adoptados que de repente desarrollan un miedo a perros, personas, ruidos, etc, o animales que por una situación de trauma generan un miedo.
Lo primero es averiguar si es miedo o sobrecarga de estímulos. Por ejemplo, muchos animales tienen miedo a los petardos pero otros no pueden soportar a nivel auditivo el ruido y el dolor de cabeza que les despierta. Por eso en la consulta de comunicación siempre averiguo si es miedo o malestar para saber cómo trabajarlo.
Debemos actuar en cuanto detectemos el miedo para que no se quede estancado en el animal, pero siempre podemos ayudarle siguiendo estos consejos.
1. VALIDA SUS EMOCIONES
Lo primero y más importante es validar sus emociones, y evitar estas dos cosas que no ayudan al animal: restarle importancia a lo que siente y hacer que se enfrente a su miedo.
Existe una técnica que se llama “inundación” y para los animales es terrible. Consiste en que, por ejemplo, cuando un perro tiene miedo de otros perros, le bloquean con un arnés para meterle en un círculo con otros perros. Se hace porque en ellos, cuando el pico de estrés ha llegado al máximo, automáticamente baja. Los gatos, sin embargo, se pueden mantener en pico de estrés durante meses y por eso con ellos no se usa.
Pero la clave es que no sirve de nada enfrentar a un animal a su miedo si no le doy las herramientas y opciones para poder gestionarlo.
2. APOYAR AL ANIMAL NO FORTALECE SU MIEDO
Si mi animal tiene miedo o incluso entra en pánico, el mito dice que no esté con él ni le abrace porque fortalezco ese miedo, pero nada más lejos de la realidad. Ellos, como nosotros, cuando sienten miedo lo que más necesitan es el apoyo y el contacto de quien más quieren y en quien más confían.
El refuerzo solo se podría dar cuando una persona genera un miedo a partir del miedo del animal. Es decir, si se acerca la nochevieja y yo, horas o días antes, ya me imagino el miedo que va a pasar mi animal, él sentirá mi miedo o mi inquietud sin saber qué pasa. Cuando lleguen realmente los petardos, sumará su propio miedo a la angustia que ya percibe en mí desde antes.
Esto sucede porque los animales nos leen a un nivel muy profundo: hormonal (olfativo), mental y energético, y todo junto contiene mucha información. Si yo me asusto porque no quiero que le pase nada o no quiero que haya un conflicto, genero más tensión y él cree que realmente ocurre algo grave.
Por eso es tan importante que aprendamos a hacer una buena gestión emocional.
3. SÉ LA REFERENCIA DE TU ANIMAL
Nuestros animales nos tienen -o deberían tenernos- de referencia. Si ante un conflicto huyen también del responsable, es que en algún momento han perdido la referencia sobre esa persona, y tienen que volver a recuperarla.
Aunque bajo nuestra perspectiva sea inofensivo, cuando veamos que algo les da miedo, debemos hacer de parapeto y ayudarles a sentirse protegidos y a salvo. Ellos siempre tienen razones válidas para asustarse.
Tenemos que tener en cuenta que viven en mundo que es muy humano y va en contra de su animalidad, de quiénes son como individuos. Hay muchos factores ambientales que les superan porque van en contra de su agudo sentido del olfato, de la vista, del oído, etc…
Si nos paramos a analizarlo no es normal el ruido ni la contaminación ni las prisas, y les estamos pidiendo que normalicen algo que no es saludable ni para ellos ni para nosotros.
Hay demasiado estrés, demasiado estímulo en el exterior, coches, otros animales que van como locos… y muchas veces echamos la culpa a nuestro perro porque ladra pero nos pasa inadvertido que el otro animal está alterado, estresado o lleva muchas horas sin salir. Nuestro animal lo reconoce a nivel olfativo y reacciona a ello.
4. APÓRTALE CALMA
Siempre buscamos cómo trabajar los miedos de nuestro animal desde el propio animal, sin embargo, lo que yo he comprobado es que casi siempre la clave está en cómo gestionamos nosotros el miedo del animal. Ahí está la solución.
Como figura responsable, yo puedo ayudarle a sentirse más unido a este mundo que no siempre entiende y le puedo aportar ese punto de calma y estabilidad tan necesario para su bienestar.
Así que vamos a crear una base de empatía real conectando con lo que está sintiendo, con dos ejercicios muy sencillos y muy útiles:
– Busca un momento de tranquilidad para sentir a tu animal y reflexiona después: ¿cómo se siente y de qué manera lo gestiona?
– Ponte a la altura de sus ojos, de sus oídos, de su olfato, y entiende el mundo como lo hace él. Te va a resultar mucho más fácil comprender cuál es su miedo y cómo pararle el impacto.
5. HACER EQUIPO
Tu animal tiene que sentir que sois un equipo para que, en el momento en el que haya algo que no pueda gestionar, tenga la seguridad de que su responsable sí pueda hacerlo. Y esto lo conseguimos simplemente siguiendo los pasos anteriores.
Los animales tienen mucha paciencia con nosotros cuando tenemos que hacer un aprendizaje de coherencia o amor incondicional. Nos enseñan a gestionar muchas emociones, no ayudan en nuestro camino, son maestros en espiritualidad… Así que, cuando algo les sobrepasa, tenemos la ocasión de corresponderles con la misma paciencia en su aprendizaje de nuestro mundo y lo que les da miedo.
Por último, recuerda: No le puedes pedir al animal ninguna emoción que tú no estés generando en ese momento. Así que aprovecha la oportunidad que te ofrece tu animal para cultivar en ti lo que quieres ver en él o ella.
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– Clara Martín, Comunicadora animal, terapeuta y formadora.
¿Tu animal tiene miedo? ¿Has podido hacer algo para ayudarle? Cuéntamelo en los comentarios.
Pincha encima de la imagen para ver el vídeo: Los miedos.
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