Si eres un ser humano y te comunicas con otros seres humanos o con animales, seguro que conoces muy bien lo que es tener bloqueos en la comunicación, ¿verdad?.
Suceden a diario y tienen que ver principalmente con tres cosas: con no expresar nuestra verdad, con sentirnos atacad@s y con tomarnos lo que nos dicen de forma personal.
Cuando no expresamos nuestra verdad no estamos siendo coherentes, es decir, no estamos transmitiendo lo que realmente pensamos y sentimos, pero el principal problema es que para ser coherentes tenemos que ser conscientes de lo que sentimos, y no siempre es así.
CONOCER NUESTRAS EMOCIONES
Para conectar con nuestras emociones tenemos que hacer un trabajo de introspección, y tomar consciencia de qué es lo que nos falta por gestionar y por ver en nosotros mismos.
Cuando empezamos a ser conscientes, nos sentimos más coherentes y podemos crear un entorno seguro en la comunicación con nuestro animal en el que todos nos podamos expresar emocionalmente.
Además, algo de lo que me he dado cuenta a lo largo de los años es que, aunque tengamos una comunicación coherente en el día a día, en el momento en el que se produce una situación que nos toca emociones más profundas, nos podemos comportar de forma incoherente.
Cuando esto sucede, lo mejor que podemos hacer es entender que hay cosas de las que aún no sabemos en profundidad cómo nos afectan, y hacemos lo que podemos con ellas. Tomar consciencia y transformarnos es un trabajo de paciencia y constancia, pero el ser conscientes ya es un gran paso.
VULNERABILIDAD EMOCIONAL
Otra razón por la que no nos comunicamos con sinceridad es porque tendemos a sentirnos atacados o pensamos que compartir las emociones nos hace vulnerables.
En la comunicación con nuestros animales también tenemos miedo a expresar nuestras emociones o a que ellos las expresen porque caemos automáticamente en la culpa. Nuestra forma inconsciente de evitar esto es cerrar la escucha.
Bajo esta posición de protección subyace el miedo, y este me bloquea la comunicación porque no me permite expresarme libremente. Es más, si me tomo todo de forma personal, en lugar de escuchar cuando me hablan estoy pensando en la respuesta para defenderme.
MIEDO Y CULPA VS APERTURA Y LIBERTAD
Lo primero es quitarnos el miedo a la culpa, es decir, el miedo a lo que me diga mi animal porque siento que no he hecho las cosas como debía, pero lo cierto es que todos hacemos las cosas lo mejor que sabemos y podemos, y los animales pueden sentir nuestra intención.
Yo hago cinco consultas al día desde hace años y nunca me he encontrado a un animal haciendo reproches. Dicen lo que les gusta y lo que no, lo que cambiarían o lo que no les hace sentir bien, pero no hacen reproches.
Y tampoco nos juzgan, aunque se enfaden con nosotros en un momento concreto. Somos nosotros los que, acostumbradoa a la comunicación humana, nos tomamos lo que dicen como una crítica personal.
Así que, cuando tu animal te comunique o te exprese algo de alguna forma, intenta cambiar la perspectiva y entender lo que te quiere decir en profundidad y sin hacer una interpretación negativa de lo que te dice.
Haciendo estos cambios no solo nos quitamos un peso de encima, sino que podemos abrirnos a una comunicación mucho más sincera y libre con nuestros animales, utilizando lo que nos dicen para mejorar nuestra relación y crear un vínculo más profundo y sincero.
– Clara Martín, Comunicadora animal, terapeuta y formadora.
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