Hay tres pilares fundamentales en la comunicación: silencio interno, estar en el presente y tener coherencia.
Hoy vamos a hablar la coherencia porque nos puede aportar mucha luz a la hora de enviar mensajes a los animales.
Si ellos son grandes maestros es porque se encuentran en coherencia: piensan, sienten y transmiten todo en la misma línea. Cuando nuestra cabeza y nuestro corazón van en la misma línea, producimos un campo energético mucho más equilibrado y expansivo, que es capaz de equilibrar todo el entorno. Es lo que se llama coherencia cardíaca.
LO TÚ QUE VERBALIZAS Y LO QUE ÉL RECIBE
¿Te ha pasado alguna vez que vas al veterinario con el gato y le dices que no se preocupe porque no pasa nada, pero el gato está muy alterado? Y tú no lo entiendes porque le has explicado lo que va a pasar y le has dicho que todo va a ir bien.
Pero te ha costado mucho meterle en el transportín y has segregado adrenalina y cortisol, y mientras le pides que esté tranquilo, tienes la imagen mental del animal la última vez en el veterinario, que fue un sufrimiento.
Como ya me habrás oído decir, los animales reciben la información por cómo olemos -hormonas-, por lo que pensamos -sobretodo las imágenes mentales que creamos al pensar-, por cómo está nuestro campo energético y, por último, por las palabras que le decimos.
Así que, en este caso, el animal recibe un mensaje contradictorio entre lo que transmite tu postura corporal, lo que segregan tus hormonas, la imagen que estás proyectando mentalmente y las palabras que verbalizas.
¿CÓMO SÉ SI DOY MENSAJES COHERENTES?
A veces nos dejamos llevar por la inercia y le pedimos algo a nuestro animal sin darnos cuenta de cómo estamos nosotros. Si le pides que esté tranquilo, observa si tú estás tranquila, si lo que realmente quieres en ese momento es tranquilidad o si se lo estás pidiendo en un momento adecuado.
Si le pido a mi animal que se relaje en la calle ante una situación que yo percibo como peligrosa, mi mensaje no es coherente.
EMITIR UN MENSAJE QUE LLEGUE
Nosotros tendemos a rellenar los silencios con las palabras, pero ellos no tienen esa necesidad. Muchas de sus comunicaciones consisten solo en un intercambio energético con nosotros o en observarnos, como cuando se nos quedan mirando y nos hacen señales de calma. Nos están sintiendo o están intentando equilibrar nuestra energía con la suya para que entremos en calma.
Para comprendernos, necesitan que estemos centrados en el mensaje y que este sea coherente. Si le das una explicación mientras tu cabeza y tu corazón están desconectados, solo va a poder entender una pequeña parte.
Lo que mejor funciona es enviarles una imagen asociada a una emoción. Por ejemplo, una imagen de todos tranquilos en el veterinario mientras genero un sentimiento de calma. Eso sí, este sentimiento debe ser real.
En momentos de crisis no es fácil conectar con la calma, así que te voy a contar dos ejercicios muy sencillos que puedes practicar para poder entrar en la calma cada vez que lo necesites.
EJERCICIO 1: VISUALIZAR LA CALMA
Como el cerebro no distingue entre lo que imagina y lo que sucede en la realidad, un buen truco para entrar en ese estado de tranquilidad es recordar un momento real de calma o imaginarlo. Ve a ese momento de calma y revívelo o recrealo hasta que sientas que tu cuerpo se relaja. Si lo prefieres, puedes cambiar la visualización por respiración.
Cuando ya tengas esta sensación, proyéctala hacia el animal añadiendo la imagen deseada.
EJERCICIO 2: VINCULAR UNA EMOCIÓN A UN ANCLAJE
Cuando vinculo una emoción con un punto de mi cuerpo o un gesto, estoy haciendo un anclaje. Es decir, mi cerebro identifica que el punto físico y la emoción van juntos y, en el momento en el que quiero relajarme, toco ese punto y mi cerebro automáticamente produce la señal de calma.
Te recomiendo que el anclaje sea muy sencillo y que elijas un lugar que no sueles tocar o un gesto que no sueles hacer. Por ejemplo, si te sueles rascar la oreja, no conviene que elijas ese gesto, pero si nunca te tocas un punto específico de la oreja, puede ser un buen anclaje.
Elige uno que puedas tocar en cualquier lugar, estando de pie o sentada, en el parque con el perro, en el veterinario con el gato, etc…
Con los animales también lo podemos hacer. Un caballo cuando está relajado baja la cabeza como si fuera a comer porque interpreta que no hay peligro alrededor y no tiene que estar alerta. Cuando mi yegua se estresa, yo le ayudo vigilando y le presiono con los dedos en la cruz para que baje el cuello. Su cerebro entiende que, como está bajando el cuello, se puede relajar y empieza el proceso bioquímico de quitar adrenalina y cortisol en sangre.
SÉ HONESTO CON TU ANIMAL Y CONTIGO
Para ser coherentes también tenemos que ser sinceros. Si sientes mucho miedo porque le tienes que llevar a veterinario y no sabes lo que va a pasar, sé sincero y dile que lo que sientes es tuyo.
Y como siempre te recomiendo, aprovecha la ocasión para hacer un pequeño análisis de qué es lo que te altera y conocerte un poquito mejor. Los animales siempre están en el momento presente, pero las personas normalmente tenemos asociada una emoción a una situación que, cuando la comprendemos, la podemos reprogramar.
Resumiendo:
1 – Analiza si lo que le estás diciendo a tu animal es coherente.
2 – Cuando le mandes información al animal, genera una imagen asociada a una emoción. Ese es el mensaje más directo que le puedes mandar.
3 – Practica el anclaje físico con la emoción de calma vinculada para que te resulte más fácil sentirla en cualquier situación.
Con estas tres cosas vas a ver cómo la comunicación con tu animal mejora muchísimo. Con 5 minutos al día hasta que domines la práctica, verás cómo te sorprenden los resultados.
¿Cómo practicas tú la coherencia con tu animal? Cuéntamelo en los comentarios.
Si necesitas ayuda o quieres profundizar en la coherencia, en Aprende a hablar con los animales hablamos mucho sobre ella y hacemos una meditación específica para practicarla.
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– Clara Martín, Comunicadora animal, terapeuta y formadora.
Pincha encima de la imagen para ver el vídeo: La coherencia.
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