La esperanza es lo último que se pierde

A veces las personas en las que confiamos para que ayuden a nuestros animales, no nos lo ponen precisamente fácil. Acudimos desesperados buscando soluciones y lejos de encontrarlas nos damos de bruces contra muros.

Es por ello que Miriam ha querido compartir su historia, con el fin de aportar esperanza a todos aquellos que aún siguen luchando por encontrar esa salida que les permita brindar calidad de vida a sus animales.

Hola, soy Miriam y te presento a mi gata Ania.

Adopté a Ania cuando tenía pocos meses en una protectora. Era super blanquita de pequeña y muy pequeñita. De hecho, la adopté a ella y a su hermana Janiy.

Ambas gatas tienen ahora 15 años. A sus 10 años, decidí irme a vivir a Suecia y por supuesto, ellas se vinieron conmigo.

El susto

En septiembre del 2018, y a la edad de 14 años de mi gata, fui a una revisión al veterinario y le hicieron un análisis de sangre completo. En ese momento, me dijeron que Ania tenía los valores de urea y creatinina muy elevados.

La veterinaria reía que estaba en la fase 4 de la enfermedad crónica del riñóny que sólo le quedaba entre un 10 y un 25% aproximado de funcionamiento de sus riñones. Me costó entenderlo porque en ninguna otra revisión le habían detectado nada. Claro, que tampoco es que le hiciera análisis de sangre cada dos por tres.

Me dijo que le diera pienso para la enfermedad renal y me recetó un medicamento para disminuir la presión arterial. Quedamos en que volveríamos a hacer un análisis a los 6 meses.

La amenaza y el shock

En febrero de 2019, volví al veterinario para hacerle un nuevo análisis.

Cuando los resultados llegaron, la veterinaria me llamó por teléfono y me dijo que la urea y la creatina de mi gata estaban muy altas.

Urea: 575

Creatinina: 30

Entonces me dijo que, “ya no se podía hacer nada más por ella” y que “había llegado el momento de sacrificarla”.

¿Cómo?

En mi cabeza no entraba la idea de sacrificar a mi gata, ¿cómo era posible que no hubiera ningún tratamiento?

Después de llorar como una madalena decidí pedir una segunda opinión. Envié los análisis a otro veterinario y éste me dijo que mi gata necesitaba con urgencia suero.

Tenía que dejarla ingresada en el hospital porque estaba muy débil, pero ellos no ofrecían servicio de urgencias durante el fin de semana.

Era viernes por la tarde y me fui a un hospital de animales de urgencias con mi gata y después de esperar en el hospital a ser atendidas durante 4 horas, una veterinaria muy joven, yo diría que casi recién salida de la facultad me dijo que la enfermedad del riñón no tenía cura y se negaba a darle suero a mi gata porque, total, “no se iba a curar”.

Además, me dijo que mi gata estaba sufriendo y me amenazó con denunciarme si no la sacrificaba.

Me quedé en shock, pero le dije que necesitaba tiempo, así que me dió unas inyecciones de morfina para que se las fuera dando durante el fin de semana y me dijo que la llevara al hospital el lunes siguiente para sacrificarla.

Llegué a casa a las 11 de la noche, destrozada. Creo que esa fue la peor noche de mi vida.

Buscando soluciones

Hacía algún tiempo, yo había hecho un curso de Comunicación con animales, así que pensé que tenía que hablar con mi gata para preguntarle si ya había llegado su momento.

Agotada y con lágrimas en los ojos empecé a buscar por internet y fue así como encontré a Clara Martín, comunicadora de animales.

Le expliqué la situación y concerté una Comunicación con mi gata.

Aprovecho la ocasión para hacer público mi agradecimiento a Clara porque, en esos momentos tan delicados, en los que me sentía desesperada, Clara estuvo a mi lado y al lado de mi gata en todo momento.

Esa noche también encontré a otra persona en Suecia que hacía comunicación con animales y otros tratamientos. Le dejé un mensaje en el contestador. Siendo fin de semana…no sabía si me contestaría y el tiempo corría en mi contra.

Por suerte, una amiga alemana que tengo aquí en Suecia me llamó. Le expliqué mi situación y me dijo: “¿Qué es lo que puede pasar si te denuncia?”

Y en ese momento, decidí que no llevaría el lunes a mi gata para que la sacrificaran y, al menos, ganaría tiempo para buscar soluciones.

La Comunicación de Clara con Ania confirmó que mi gata no estaba lista para marcharse.

El sábado por la mañana, la persona de Suecia a la que le había dejado un mensaje la noche anterior, me llamó y me dijo que, cualquier veterinario de Suecia al que llevara a mi gata, me diría lo mismo (“que la sacrificara”), pero ella tenía un tratamiento llamado Quantum que lo utilizaba con personas y animales y, quedamos que el lunes llevaría a Ania a que le diera ese tratamiento.

Además, esta persona conocía a un veterinario(no sueco) que ejercía en Suecia y según ella, podría darle tratamiento a mi gata. El veterinario estaba en ese momento en Portugal, pero tenía que venir a Suecia en unos días.

No podía esperar demasiado, así que concerté con Clara una sesión de Reiki y Radiestesia, pero mi gata necesitaba suero con urgencia. 

Pasó una semana sin que el veterinario me contestara.

Fueron momentos muy duros porque mi gata cada vez estaba más delgada. Había perdido ya 1 kilo de peso.

Después de varias llamadas y de mucha insistencia, el veterinario que ya había llegado de Portugal vino a casa y le dio su primer tratamiento de suero.

Según me comentó, es un suero subcutáneo, por lo que no hace falta ingresar a la gata, sino que se lo podemos dar en casa. Llevamos un par de veces a Ania a este veterinario hasta que aprendimos a pincharla nosotros.

Ayuda alternativa

Ania seguía débil así que me volví loca buscando cualquier tipo de ayuda extra. Como tengo algunas amigas que practican las terapias alternativas, las llamé a todas.

  • Una de ellas, le hacía sesiones de reiki y thetahealing a distancia.
  • Otra le hizo una sanación espiritual.
  • Otra le dio gotas a distancia.
  • Otra le hizo tratamiento con minerales a distancia.
  • Y yo empecé a meditar y a crear mis propias visualizaciones sanadoras.

Por otro lado, Clara me recomendó a Neus Candela, especialista en nutrición natural de los animales

Concerté también una visita con Neus y acordamos quitarle el pienso seco y devolverle una alimentación más acorde con su especie.

También aprovecho para agradecer a Neus todo su apoyo, ya que contar con su asesoramiento, me dio la guía que necesitaba para seguir en mi empeño de ayudar a que mi gata, el tiempo que tuviera que vivir, viviera con la mejor calidad posible.

Yo estaba dispuesta a hacer lo que hiciera falta por tal de ayudar a Ania, pero ¿estaría mi gata dispuesta también?

La progresión de pienso a comida cruda sería progresiva y empecé a mezclarse el pienso con comida húmeda.

A las 2 o 3 semanas, decidí que no le daría más pienso y sólo le daría comida húmeda. Decidimos con Neus las mejores opciones pero, un buen día…

Mi gata dejó de comer

Llamé desesperada a Clara, la cual me recomendó un suplemento para estimular su apetito (Anima Strat – Te dejo el enlace de Amazon por si alguna vez lo necesitas)

Llamé al veterinario en Suecia, el cual me recomendó que la obligara a comer y me envió inyecciones para darle la comida con inyección. Por suerte, ya le daba comida húmeda, pero tenía que triturarle la comida cada vez.

Como te podrás imaginar, obligar a comer a un gato no es nada sencillo, así que tenía que armarme de paciencia y combinar las “inyecciones” con muuuuchos mimos.

  • Empecé a levantarme a las 5 de la mañana porque tardaba media hora en darle 2 o 3 inyecciones de 5ml. Le daba de comer con inyección 3 o 4 veces/día.
  • Y seguía con el suero subcutáneo cada 4 o 5 días.

Fueron unos meses muy duros, pero poco a poco, fui aumentando el volumen de las inyecciones y empezó a comer un poco más.

Un día le puse un poco de carne cruda dentro de la comida triturada y empezó a chuparla.

¡Menuda sorpresa!

Empezaba a comer un poquito ella sola, aunque no lo hacía muy a menudo.Tenía que continuar con las inyecciones, pero eso me dio esperanzas.

Sin embargo, la esperanza más grande me la dieron los resultados de las siguientes analíticas en julio de 2019.

La urea le había bajado a 470 (antes 545)

Y la creatininaale había subido 45 (antes 30), pero ambos veterinarios (el de Suecia y Neus de Barcelona) me dijeron que era normal porque al comer comida cruda, le estábamos dando muchas más proteínas.

Los valores seguían estando muy altos, pero el hecho de que bajaran en vez de subir me dio fuerzas para continuar con el suero, las inyecciones y el progreso hacia la comida cruda.

Empecé a ponerle pequeños trocitos de comida cruda que le mezclaba con la triturada y a ofrecerle comida cruda sola, aunque no se la comiera.

Empiezan los cambios positivos

En agosto de 2019, un buen día, Ania empezó a comer comida cruda sola.

No me lo podía creer. Llevaba 6 meses dándole de comer con inyecciones y ¡estaba comiendo sola!

No podía salir de mi asombro…

Pero a partir de ahí, Ania empezó a recuperar peso. Recuperó el kilo que había perdido y recuperó también su personalidad, pues los meses anteriores había dejado de ser la misma.

En noviembre de 2019 volví a hacerle análisis y esta vez:

Urea: 450 (había vuelto a bajar)

Creatinina: 35 (había bajado)

Hace un par de semanas, mi gata empezó a jugar de nuevo. Hacía mucho tiempo que no la veía así.

Y no te puedes imaginar lo que eso significa para mí.

Contraté otra comunicación con Clara y mi gata se sentía estupendamente.

Tengo que hacerle nuevos análisis de sangre en mayo del 2020, no sé el tiempo que mi gata estará a mi lado, pero sea como sea, estoy contenta de que ambas pusiéramos de nuestra parte para seguir adelante.

Lo que nunca nadie me dijo

En todo este proceso he aprendido mucho, pero hay tres cosas muy importantes que me gustaría decirte:

La primera, es que yo creo en la Comunicación con los animales y, aunque tú o yo no seamos capaces de realizarla porque estamos con la mente llena de pensamientos, existen profesionales como Clara Martín que tienen esa capacidad más desarrollada.

Antes de tomar ciertas decisiones, habla con tu animal (a través de Clara), bien sea para una decisión importante o simplemente, para saber cómo está o qué necesita.

La Segunda, cambia la alimentación de tu animal a una alimentación más natural y no esperes, como yo, a estar en un momento en el que su salud dependa de ello.

Si yo he podido cambiarle la alimentación a una gata de 14 años, seguro que tú también puedes.

Si necesitas ayuda en el proceso, contacta con Neus Candela. Lo que no entiendo es cómo nunca antes ningún veterinario me habló de la alimentación natural.

La Tercera, no te rindas y lucha por lo que tú crees. Un veterinario es una persona igual que tú y que yo y como ser humano, no tiene la verdad absoluta y a, veces, también se equivoca.

Si la manera de pensar de tu veterinario es cerrada y reduccionista, cámbiate a otro que la tenga una mentalidad más abierta.

Espero que mi historia te ayude a reflexionar y a hacer algunos cambios con respecto a tu animal. Y, si estás en una situación complicada, entonces, espero que te de esperanza.

Un abrazo,

Miriam Esquivel

www.mypsicologa.com

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